El 19 de septiembre de 2017, México sufrió un movimiento sísmico de 7,1 grados que afectó gravemente a diferentes zonas del país incluyendo su capital, Ciudad de México, donde varios edificios colapsaron.
Al día siguiente, la Unidad Militar de Emergencias comenzó el despliegue progresivo de un equipo de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR) con capacidad de apoyo sanitario, comunicaciones y logística. Un total de 54 militares, dos de ellos del Ejército de Tierra, que volaron a México en un Airbus del Ejército del Aire como respuesta a una petición bilateral del Gobierno de ese país.
Coordinados por el Comando Centralizado de Gestión de Equipos internacionales, el equipo USAR de la UME colaboró con los servicios de emergencia del país para rescatar al mayor número de personas con vida y recuperar los cuerpos sin vida que pudieran quedar atrapados entre los escombros. Para ello contaron con un equipo cinológico, con perros especialmente entrenados, y medios técnicos como cámaras telescópicas que permiten ver a través de los huecos en los cascotes, geófonos para rastreo de grandes zonas de terreno, así como diversos sistemas, cojines neumáticos, cuñas hidráulicas, etc. para mover cargas pesadas.
Durante las primeras 72 horas los trabajos se centraron en localizar y descartar la presencia de personas vivas entre los escombros para así poder centrar la búsqueda en otros lugares. Pasado ese tiempo, y sin cejar en la búsqueda de personas con vida, se intensificaron los trabajos para recuperar a los cuerpos de las personas fallecidas y colaborar así para cerrar el ciclo del dolor de las familias.
El esfuerzo principal de la UME se centró en un edificio de la calle Alvaro Obregón. El estado del edificio, que sufrió un colapso severo, hizo necesario una labor especializada para trocear, con herramientas de corte y fuerza, las planchas de hormigón, retirar escombros y apuntalar los espacios para progresar hasta los cuerpos sin poner en riesgo la vida de los rescatadores. Una compleja labor que requirió de una especial preparación y tiempo.
Entre los cuerpos recuperados estaba el del español Jorge Gómez Varó, que trabajaba en dicho edificio y permanecía desaparecido desde entonces. Además de Jorge, la UME colaboró en la recuperación de más de 40 cuerpos y en la localización de otros tantos.
En zona, la UME contó, para llevar a cabo su misión, con el apoyo permanente la embajada de España en México que, con su embajador Luis Fernández-Cid de las Alas Pumariño al frente y numerosas empresas españolas, prestaron su apoyo con medios necesarios para las tareas de rescate.
Finalmente, el 05 de octubre un avión del 45 Grupo del Ejército del Aire trajo de vuelta al equipo USAR de la UME que fue recibido a pie de avión por el teniente general Jefe de la UME, el director general de Protección Civil y Emergencias y la embajadora de México en España entre otras autoridades.
Es la sexta vez que la UME interviene ante un terremoto; dos de ellas en España (Lorca y Melilla) y cuatro en el extranjero: Haití, Nepal, Ecuador y México.
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